lunes, 9 de abril de 2012

Crecen las protestas populares en China y el Partido Comunista toma nota.


 La desigualdad social crece en China casi tanto como su Producto Interior Bruto. En el gran país conviven cada vez más millones de nuevos ricos junto a cientos de millones de empleados que emigran del campo a la ciudad para cobrar bajos salarios y trabajar durante agotadoras jornadas de diez horas.

Sin embargo, hasta ahora las crecientes protestas  giran entorno a  reclamaciones democráticas, de libertad de expresión y ante determinadas actuaciones de las autoridades.

Los altercados mas graves contra el gobierno las vimos en el Tibet en 2008 y 2009, que dejaron centenares de muertos en las calles. Y la mayor desobediencia civil la ha llevado a cabo hasta ahora Falung Gong, el grupo religioso prohibido en 1999 por las autoridades.


Pero también hay muchas manifestaciones y disturbios menos llamativos porque no salen en los medios de comunicación debido a la censura del gobierno pero que son protagonizadas ya por miles de personas. Y cada vez son más.

En 2010 hubo 90.000 protestas sociales en las calles de China. En los últimos veinte años, coincidiendo con el auge económico chino, las protestas se habrían multiplicado por 10, según informaba recientemente ElPaís.

Muchas de ellas reclaman Democracia y  libertad de expresión, pero también hay un descontento generalizado desde hace años por parte de comunidades gravemente afectadas ante el descontrol de la contaminación de las ciudades y los desastres naturales y humanos que provocan muchas industrias chinas.

Hay también cada vez más manifestaciones en apoyo a intelectuales como Ai WeiWei y 
numerosas protestas más contra las actuaciones de autoridades locales.

Además, las masivas detenciones y el férreo control de la seguridad del estado generan un descontento creciente. Y es que sólo en Hong KongHuman Rights Watch ha denunciado este pasado año 3.800 detenciones arbitrarias y 100 denuncias de torturas producidas en comisarías de policía o centros de detención.

Pero todos estos asuntos no han hecho bajar el listón al gobierno, que ha incrementado este año de nuevo su presupuesto para seguridad ciudadana.

Aunque tampoco pueden ya escapar a la preocupación del Partido Comunista, que en el pasado Congreso anual del Partido ya trató el asunto de la desigualdad creciente y el descontento social y lo hará de nuevo en el congreso de otoño, donde podría salir elegido como secretario general uno de los líderes más reformistas del partido, Wang Yang.

El Partido Comunista Chino sigue siendo un conglomerado de luchas entre facciones pero sin embargo, siempre tiene muy en cuenta los cambios sociales y económicos que se van produciendo y trata de ir adaptándose a ellos, eso sí, siempre sin renunciar al modelo político chino, que identifican con el partido único.

Por eso el próximo líder del país podría ser Wang Yang, uno de los hombres más idóneos para calmar los ánimos de las crecientes protestas y que pudiera quizás llevar a cabo reformas hacia una mayor libertad de expresión o tener más en cuenta las crecientes desigualdades sociales.