La tragedia que algunos pocos vaticinaron y que muy pocos creyeron, tildando de catastrofistas a los gurús que la preveían se va confirmando día a día y esta semana el FMI anunciaba que prevé una “década perdida para España”.
Así el país vivirá hasta 2017 años terribles de leve crecimiento, seguido de caídas trimestrales del PIB, estancamiento del desempleo y la imposibilidad de cumplir un déficit por debajo del 3%, lo que encarecerá permanentemente la financiación del Estado y por tanto lastrará los servicios sociales.
Si la situación ya es grave parece difícil pensar cómo van a soportarlos españoles esta situación. Esta semana hemos conocido la introducción del copago sanitario y el anuncio del aumento en un 50% de las tasas universitarias para el próximo curso.
Ya se han recortado también en becas, pensiones, servicios sociales… los ayuntamientos están gravemente endeudados y las dificultades para obtener crédito continuarán durante 2013 según la Fundación de Cajas de Ahorros.
Todo ello conlleva irremediablemente a una situación catastrófica para millones de familias que perderán su condición de clase media.
Hace años sería impensable que se pudiera armar semejante polémica por el asunto de la caza de elefantes del Rey. Tampoco se reabría con la frecuencia que se hace ahora el debate sobre la viabilidad de las Comunidades Autónomas o sobre la necesidad de privatizar aspectos que hasta ahora considerábamos intocables como la educación gratuita en todos sus niveles.
Tampoco los grupos “anti sistema” tenían tanta fuerza como ahora ni había movimientos como el 15-M, “Yonopago” o Anonymous… que reclaman transparencia y políticas que reviertan directmante en la mejora del nivel de vida.
La clase política, presa de los mercados e incapaz de ofrecer alternativas que eviten el desastre social, esta peor valorada que nunca también por los escandalosos y vergonzantes casos de corrupción en medio de la crisis más grave de las últimas décadas.
Ahora la clave será si los próximos años éstos, serán años del sálvese quien pueda o será un tiempo en el que se logre una mejora de las instituciones que permita más libertad de acción frente a los mercados, más transparencia y donde se tenga más en cuenta la voz de la ciudadanía, con instituciones que permitan un contacto más directo con la clase política y un feedback también más efectivo, que identifique demandas y aporte más eficacia.
También es urgente crear instituciones que apuesten de forma constante y de forma seria por la innovación y la búsqueda de nuevas industrias de producción frente a un escenario donde Europa cada vez pinta menos a nivel global.