Parece que con el paso de los años, esta época en la que vivimos será vista como el inicio de una nueva era: la sociedad globalizada, la aldea global o la Sociedad Red.
O quizás realmente solo asistimos al desmoronamiento de lo que queda de la era industrial, al fin de la era contemporánea en la que las viejas estructuras se van resquebrajando con el avance de la tecnología y el nacimiento de la sociedad crítica después de un mundo bipolar en la que sólo cabían dos modelos.
O quizás realmente solo asistimos al desmoronamiento de lo que queda de la era industrial, al fin de la era contemporánea en la que las viejas estructuras se van resquebrajando con el avance de la tecnología y el nacimiento de la sociedad crítica después de un mundo bipolar en la que sólo cabían dos modelos.
Y sin duda alguna los nuevos gurús, los líderes del cambio de esta era no podían ser otros que los jóvenes anónimos y empobrecidos que reivindican en las plazas, los nuevos presidentes del tercer mundo que desafían el modelo imperante, los blogueros críticos de oriente medio o hackers como Julian Assange.
Assange es más que un activista con intereses más o menos individuales, colectivos o económicos. Wikileaks ha precipitado las revoluciones de Oriente Medio y ha puesto en verdadera evidencia a las altas estructuras de poder mediante el arma y la maquina de vapor de esta nueva era, la información convertida en conocimiento.
Ha sabido gestionar los datos robados y confidenciales de forma inteligente, logrando que sean vistos y hayan podido ser difundidos por millones de activistas. Y a la postre las vergüenzas y los abusos de los líderes de Libia, Egipto o Siria que contaba Wikileaks, precipitaron el inicio de los movimientos de protesta en éstos países tras ser difundidos sólo a través de la red y promovidos por activistas anónimos, blogueros y ciudadanos críticos.
En un tiempo en el que una crisis generada desde las ciudades financieras ahoga a la población, en la que las corrupciones vergonzantes de las altas esferas de poder indignan a los ciudadanos, donde la vigilancia del poder pretende controlar la red y en el que la única fuente veraz son las informaciones independientes, el gurú de los activistas no podía ser otro que un hacker con visión global y política, que roba lo prohibido y lo oculto por las élites a la ciudadanía para ponerlo en conocimiento de una mas crítica y emergente de un sistema en decadencia que impide una vida mejor.
Ahora Julian Assange se enfrenta a una auténtica encerrona orquestada desde las altas esferas del poder. La justicia sueca le acusa de violación y Estados Unidos ni siquiera le ha acusado, no sabemos si por miedo a que filtre informaciones que peligrosas aun guarda o porque prefiere cogerlo de forma extraoficial, pero el caso es que Assange es a día de hoy el enemigo numero uno de Estados Unidos tras la difusión de los 700.000 datos confidenciales de sus embajadas en el extranjero.
Ecuador, país con un presidente crítico ante los abusos de las grandes potencias y los grupos económicos que controlan las manijas de la economía, ha sido el único que le ha otorgado asilo diplomático por “ser víctima de su trabajo como activista de la libertad de expresión. Y porque “incluso su vida podría correr peligro de ser extraditado desde Suecia a Estados Unidos”.
Refugiado en la embajada ecuatoriana, no podrá llegar a Ecuador porque para hacerlo debe pisar la acera que rodea el edificio, que es suelo británico y por tanto en ella le esperan decenas de policías para detenerko por violar el arresto domiciliario en el que esperaba el momento de su extradición a Suecia.
Sólo podría salir del edificio para llegar al automóvil de la embajada protegido con inmunidad, saltando desde la ventana al coche, una proeza complicada o recibiendo la credencial de embajador de Ecuador ante la ONU, lo que le daría inmunidad total para volar a su refugio sudamericano.
Mientras, Reino Unido presiona para rebajar la acusación de la fiscalía sueca y poder llegar a un acuerdo “amigable” con tal de que salga del edificio, que a estas horas continua rodeado por policías de su majestad.
LLeva allí desde el 16 de junio. Durmiendo en una colchoneta dentro de una habitación sin luz natural. Pero tiene un ordenador y un teléfono, pinchados por supuesto.
Este jueves decenas de activistas con caretas de Anonymous y con el rostro descubierto rodeaban en protesta la embajada gritando “Assange Free” y portando carteles donde se podían leer consignas como “I’m Assange”, otras con su cara estampada en la figura del Che Guevara bajo el lema “Viva la Info Revolución”.
“Nuestra lucha solo acaba de empezar” afirmaba ayer Assange desde su refugio.