lunes, 13 de agosto de 2012

EEUU y genocidio del agente naranja / Orange agent in Vietnam



Han tenido que pasar 51 años para que Estados Unidos reconozca y trate de reparar el mayor genocidio con armas químicas de la historia. Durante la guerra de Vietnam, las tropas norteamericanas fumigaron 2 millones de hectáreas de las selva vietnamita con 75 millones de litros del mortal agente naranja, provocando millones de muertos y enfermedades que aún hoy siguen surgiendo en Vietnam a causa de las tierras contaminadas.

El llamado agente naranja fue fabricado por conocidas compañías como Dow Chemical, Diamond Shandrock o Monsanto, dentro de un plan estratégico de guerra química total para alejar de sus posiciones y refugios a los guerrilleros del Vietcong y crear la alarma entre la población que les apoyaba.

Sin embargo, el alto mando estadounidense no admitió nunca el poder dañino del gas. “El enemigo creía el mito de que podía ser nocivo para la salud y se mantenía alejado de él” afirmaba en 1968 el Comandante en Jefe de las tropas norteamericanas en el país asiático William Westmoreland, que se defendía así de una investigación iniciada en 1971 por Richard Nixon sobre el gas, que acabó prohibiendo su uso.

Pero las concentraciones de dioxinas TCDD en el agente naranja era cincuenta y cinco veces mayores de la habitual en esa composición química. Diversos estudios científicos del Insituto Nacional de Salud Norteamericano en 1969 fueron demostrando los efectos cancerígenos del agente naranja y fueron surgiendo así las primeras reclamaciones de soldados norteamericanos, a los que el Departamento de Veteranos del gobierno tuvo que indemnizar.

Y  lejos de ayudar a ganar guerra, lo que sí consiguió el agente naranja fue contaminar dos millones de hectáreas durante décadas, entre ellas tierras de cultivo, y provocar millones de muertes y enfermedades entre campesinos, niños, soldados vietnamitas e incluso los norteamericanos. El mayor genocidio realizado hasta ahora por un arma química.

Hasta cuatro millones de vietnamitas han denunciado a lo largo de éstos años enfermedades tan graves como cánceres, diabetes, linfomas y malformaciones congénitas. Diversas ONG cifran aún hoy la existencia 150.000 malformaciones entre menores vietnamitas y  800.000 personas afectadas por diversas enfermedades derivadas del arma química.

Tanto Monsanto como Dow Chemical, las empresas encargadas de el de fabricar el agente para el Departamento de Defensa, conocían el nivel devastador de sus efectos. En un documento interno desclasificado de Dow Chemical en 1965 conseguido por Combat-Monsanto, una iniciativa dedicada a combatir las prácticas de esta empresa, desvelaba  “una junta secreta de los principales proveedores del Agente Naranja para discutir de los problemas de toxicología causadas por la presencia de algunas impurezas altamente tóxicas en las muestras de 2,4,5-T entregadas al ejercito. La reunión tuvo lugar en el más grande secreto. […] y la cuestión a tratar era se debía informar al gobierno.

Sin embargo el agente naranja siguió utilizándose cuatro años más. Y es raro no suponer que el ejercito americano conocía los efectos nocivos del agente, más allá de su nivel peligrosidad.

Ahora más de cincuenta  años después el gobierno estadounidense gastará 43 míseros millones de dólares en limpiar las áreas más afectadas. “La dioxina en este suelo es un legado del pasado que compartimos tan dolorosamente” manifestó este semana el embajador norteamericano en Vietnam. “El proyecto que iniciamos aquí es símbolo de un futuro esperanzador. Estamos dando los primeros pasos para enterrar el legado de nuestro pasado”

Mientras, decenas de ONG en colaboración con el gobierno vietnamita siguen trabajando en 12 centros dedicados a combatir los devastadores efectos de las fumigaciones.

Los vietnamitas llamaron el “museo del horror de la dioxina” al antiguo hospital de Ho Ch Min, donde aún hoy se pueden ver fetos “monstruosos” en formol; hermanos siameses compartiendo una cabeza desproporcionada, un tronco con dos cabezas, casos de anencefalitis (ausencia de cerebro) y de micro cefalitis (cerebro pequeño) nos cuenta Combat – Monsanto.


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